Esplendor y opulencia: el diseño del techo de palio de Nuestra Señora de la Piedad

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Hoy, día 3 de febrero de 2024, queda presentado el diseño realizado por D. Julio Ferreira Gaspe para el techo de palio de Nuestra Señora de la Piedad. La pieza, fundamental en la concepción del paso de palio que está realizando la Hermandad para la Santísima Virgen, busca evocar como elemento principal la magnificencia que se aspiraba lograr en los palacios del siglo XVIII en Francia, erigiéndose como un refinado exponente de dicho periodo artístico. En dicho contexto, el diseño realizado por Julio Ferreira, es capaz de mostrar y sintetizar la majestuosidad de la arquitectura y el arte decorativo donde se refleja la aspiración de crear un espacio que resplandezca como símbolo de la realeza de María.

En esta línea, se observa como el diseño obedece a la estructura presentada por los denominados boiseries, es decir, los revestimientos de madera (FIG. 1) que tanta relevancia adquirieron en la decoración de interiores aristocráticos y palaciegos durante el siglo XVIII, en cuyo diseño influyó significativamente el estilo rococó como género ornamental.

FIG 1. Boiseries procedentes del Palacio de Versalles (París). Jacques Verbeckt (2ª mitad del siglo XVIII)

A este respecto, la nueva interpretación realizada en el diseño de Ferreira resulta magistral puesto que recoge ese sentir artístico, mostrando un conjunto abigarrado que sigue un diseño simétrico, donde las composiciones lineales aparecen enrolladas en curvas y contracurvas sinuosas, sobresaliendo además la profusión de detalles decorativos como conchas y palmetas (FIG. 10) que se articulan de manera armónica, así como motivos inspirados en la naturaleza.

De esta manera, el efecto conseguido en los paneles de boiseries para resaltar la belleza y la sofisticación de estos revestimientos se extrapola al diseño del techo. Todo ello conjugado con el color, uno de los elementos clave en la concepción del diseño que, junto a la ornamentación, crean una unidad de estilo evidenciada en las yeserías y mobiliario de interiores de lo más refinado de este período.

Focalizándonos en el diseño pormenorizado, se observa que el perímetro del techo se encuentra enmarcado por un friso, elemento arquitectónico que se sigue en algunos ejemplos de este contexto como el salón de la princesa del hotel de Soubise (FIG. 2), cuyas trazas de boiseries son atribuidas al ornamentalista francés Jacques Verbeckt, quien trabajó en varias estancias reales del palacio de Versalles, del que bebe gran parte del repertorio decorativo del techo de palio, como el caso de la cámara real de Luis XIV.

Dicho friso se ve enriquecido con distintos motivos decorativos vegetales que realzan el culto a la naturaleza tan presente en la mentalidad artística de la época, como evidencian los diseños de Jean Berain (FIG. 4) y Antonio Watteu. De ahí que destaque la presencia de conchas en diversas formas y volúmenes, que se completan con copas con una variedad de motivos florales como palmas, enrejados y acantos que se distribuyen en el techo, imprimiéndole Julio Ferreira su marca distintiva al asumirlos de manera sinérgica y en consonancia con el resto de elementos que articulan el diseño.

Otro de los elementos a destacar en el mismo, y que le otorga unicidad al propio techo de palio, son los adornos de lacería que se entrelazan con los meandros, extendidos de manera simétrica en las secciones superior, inferior y laterales de la gloria central, y que constituye una de las influencias del estilo oriental en el repertorio rococó, subrayando así el carácter sacramental tan acentuado en el diseño del techo. Precisamente, la inclusión de las lacerías, desde un punto de vista iconográfico, obedece a la consideración de que el Santo Grial utilizado durante la Última Cena fue preservado en una caja ornamentada, la cual estaba decorada con patrones trenzados o lacerías.

FIG. 4 Diseño ornamental para interior. Jean Berain (1708)

Dicha elección se complementa además con la presencia de símbolos eucarísticos, como las espigas y uvas, que sirven de recordatorio tangible de la presencia real de Cristo en la celebración eucarística, alineándose así con la idea arquitectónica de concebir el techo de palio como un elemento sacramental por parte de Julio Ferreira, concepto al que también responde la tonalidad elegida para los fondos.

Un color, el rojo, presente en el diseño del techo de palio no tanto desde el punto de vista estético, sino simbólico, al asociarse con la jerarquía, una idea que ha sido representada en obras artísticas centradas en temas marianos como el lienzo de «Madonna con querubines y serafines» realizada por Jean Fouquet o en la “Inmaculada” de Carlo Crivelli, ambos del siglo XV.

En ellos, el color rojo se interpreta como símbolo de la jerarquía celestial y realeza de María, cristalizando su papel como Madre de Cristo, y cuya pureza se materializa a través de las azucenas que nacen de las copas (FIG. 8) que aparecen en cada uno de los ángulos del techo del palio, desplegándose a su vez todo un rico follaje que se enlaza con los roleos y motivos de conchas (FIG. 9), cuyas formas orgánicas evocan esa fascinación por lo exótico tan arraigado en el arte rococó y que se extiende como una continuación del diseño proyectado en las bambalinas.

Todo ello sigue parte de los repertorios ornamentales realizados por Nicolás Pineay o Jean Aubert en el Palacio de Chantilly (FIG. 3), del que también emanan las importantes palmetas, como motivo de la arquitectura clásica, que introduce Julio Ferreira de una manera original al otorgarles un formato de varios pétalos que se abren en abanico rítmicamente. Éstas flanquean la parte superior e inferior del motivo pictórico central, el cual se encuentra orlado con ornamentación donde se conjugan volutas, acantos, trenzados y meandros, reviviendo así la estética y artesanía del período renacentista, influyente en el estilo afrancesado.

Adicionalmente, se une la presencia de los arabescos (FIG. 7) que flanquean los ornamentos de conchas (FIG. 9) que simetrizan el friso que delimita el perímetro del techo, que en el arte de los conocidos “parterres”, diseños de jardines cortesanos, experimentó un renacimiento en el contexto rococó, y que constituye a su vez un préstamo derivado del diseño de las bambalinas.

FIG. 5 La Inmaculada Concepción (Museo Nacional del Prado). Giambattista Tiepolo (1767-1769)

Finalmente, dado que el techo de palio sigue el mismo estilo decorativo afrancesado utilizado en los interiores de palacios, Julio Ferreira ha querido seguir este discurso en la propia gloria del techo de palio, escogiendo para ello uno de los lienzos realizados por Giambattista Tiepolo entre 1767 y 1769 (FIG. 5), importante renovador de la pintura en la que sintetiza la tradición veneciana y rococó, al monarca Carlos III.

Dicho cuadro de la «Inmaculada Concepción» sigue el modelo iconográfico de la «Tota Pulchra», con símbolos alegóricos que recogió Johannes Molanus, teólogo contrarreformista, donde abundan las azucenas, prominentes en el techo de palio, reflejando la cita del Cantar de los Cantares que describe a la Virgen como un «jardín cercado» (Canta 4, 12). Representándola así, la inclusión de motivos florales se interpreta como una expresión artística y simbólica de la pureza de María, que se alinea perfectamente con la estética rococó que impregna todo el techo de palio.

En este sentido, la Inmaculada Concepción como figura central refleja la importancia de la devoción en la Congregación Salesiana, destacando el énfasis en el pilar inmaculado y salvífico de María como materializa el sueño de las dos columnas de San Juan Bosco. Este enfoque resalta la significación de la pureza mariana en la tradición del carisma salesiano, evidenciando la iconografía inmaculista como parte integral del diseño.

En esta sutileza, María Auxiliadora ocupará un lugar destacado en el conjunto del palio, armonizando con la fineza de la iconografía mostrada por Julio Ferreira y enfatizando así el papel corredentor de la Inmaculada y la protección maternal ofrecida por María Auxiliadora a la Iglesia, dando coherencia y profundidad al mensaje visual del conjunto del palio.

En definitiva, el diseño del techo de palio de Nuestra Señora de la Piedad (FIG. 6), a cargo de Julio Ferreira, va más allá de la mera expresión estética del rococó, en el que cada detalle, desde la configuración estructural hasta la elección meticulosa de simbolismos, denota y evidencia el vínculo emocional tan arraigado en la devoción a María en el seno de nuestra hermandad.

Ad Jesum per Mariam

N.H.D. Francisco Javier Espejo Ramírez (Mayordomo y graduado en Historia e Historia del Arte)