El retablo de la Hermandad del Prendimiento: un ejemplo de equilibrio, proporción y simetría

1691

El retablo que la Muy Mariana y Sacramental Hermandad Salesiana y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús, Divino Salvador, en su Prendimiento, Nuestra Señora de la Piedad y San Juan Bosco presenta y bendice en el día de hoy responde a la tipología de retablo neoclásico, fruto de la clara preeminencia que proyecta en conjunto por el clasicismo tanto en su ornamentación como en su configuración arquitectónica. El retablo se compone de sotabanco, banco y un primer cuerpo estructurado en tres calles principales, cerrándolo un airoso ático. A este respecto, la introducción de fórmulas neoclásicas obedece a la importancia de desarrollar una cierta linealidad con el discurso estilístico del propio Santuario de María Auxiliadora, envejeciendo el dorado del retablo en consonancia con los que enriquecen la nave central.

Atendiendo a su descripción formal cabe señalar que, aunque en su concepción arquitectónica el retablo bebe de elementos neoclásicos, es evidente que recibe una notoria influencia de la tratadística de la arquitectura renacentista. Así, comenzando por el sotabanco, destaca la armonía de la talla ornamental de roleos de acanto y decoración vegetal en conjunto, bebiendo de claras reminiscencias clásicas a usanza de los que recubren los zócalos del monumento Ara Pacis, en Roma, y que flanquean una caseta central con el escudo de la Hermandad. La inclinación en este diseño por las fórmulas estilísticas de la tradición romana se hace perceptible de una forma contundente, encontrándose además caracterizado, como ocurre en el banco superior, por la conjugación en relieve de anacrónicos grutescos, motivo procedente de las antiguas pinturas ilusionistas romanas y que fueron reinventados por los artistas del Cinquacento italiano.

Toda la ornamentación del banco se encuentra perfectamente integrada en el mismo, dando protagonismo al sagrario que ocupa la parte central, en madera dorada y que se erige como una arquitectura a pequeña escala en el propio retablo, proyectando la forma de un templo clásico y que pretende mostrar el misterio eucarístico, acorde a la naturaleza sacramental de nuestra hermandad. Por ello aparece marcada, en su parte superior, la cita “Deus adest”, con el fin de reafirmar visualmente la presencia viva de Cristo en el misterio eucarístico. El sagrario, acorde a la tradición neoclásica, descansa sobre dos columnas de orden corintio sobre basamento cilíndrico con filacterias, al igual que las columnas de naturaleza conmemorativa propias del contexto imperial romano.

Dichas columnas enmarcan la puerta, que cuenta con relieve en madera de una custodia con racimos de uvas y espigas y cuyo diseño se inspira en los cuadros de temática eucarística característicos del siglo XVII. Del mismo modo, en proporción con el resto del retablo, el sagrario se encuentra enmarcado a ambos lados por dos grandes aletas laterales con volutas para evitar la desconexión con el resto del sotabanco, siendo éste un elemento común de los arquitectos del renacimiento italiano como León Batista Alberti, que estableció esta misma solución en el cuerpo superior de la iglesia de Santa María Novella, en Florencia.

Por su parte, el cuerpo central se encuentra dividido en tres calles compartimentadas mediante pilastras en las que se extienden en candelieri toda una rica ornamentación que deriva de los profusos relieves escultóricos extendidos en la arquitectura renacentista, encontrándose rematadas por capiteles de orden corintio que otorga un aire arquitectónico al retablo. Éstos sostienen una cornisa clásica que se eleva en la calle central, donde se ubica Nuestro Padre Jesús, Divino Salvador, en su Prendimiento. Precisamente, la inclusión de este orden obedece a lo establecido por el propio arquitecto manierista Sebastiano Serlio en su tratado de arquitectura, concibiendo el orden corintio como elemento de sostén.

Todo el cuerpo central se encuentra realizado en madera pintada imitando el mármol, mostrando el triunfo de los elementos tectónicos sobre los ornamentales, que se reducen a los propios del orden arquitectónico y los candelieri. Esa tendencia al mármol debe ser entendida desde un punto de vista contextual, ya que es precisamente en el panorama dieciochesco cuando las Reales Órdenes dictaron sustituir la madera por materiales nobles como la piedra o el mármol en lo concerniente a obras de retablística.

De igual modo, las calles laterales, donde se encuentran Nuestra Señora de la Piedad y San Juan respectivamente, se encuentran rematadas por dos grandes cartelas con motivos iconográficos que aluden a su figura. Por un lado, aparece representado, a la izquierda, el sagrado corazón de María, rodeado por una corona de flores y atravesado por una espada, aludiendo a la profecía de Simeón. Al mismo tiempo, encima del corazón arde una llama que simboliza la llama del amor del inmaculado corazón de María, de ahí que corone la hornacina de Nuestra Señora de la Piedad.

Por otro lado, en la otra cartela se representa el cáliz de San Juan, y que toma como préstamo una de las primeras obras de naturaleza muerta de la pintura flamenca del siglo XV, tratándose de una alegoría del veneno que se le ofreció a beber a San Juan en un cáliz en Éfeso, y que, al bendecirlo, fue milagrosamente extraído. A este respecto, representa una de las iconografías pocos usuales de San Juan pero que a lo largo de la historia del arte ha alcanzado cierto protagonismo en algunas producciones pictóricas, rematando en consecuencia la hornacina del discípulo amado, situado a la derecha.

Finalmente, el conjunto del entablamento clásico del retablo, conformado por tres arquitrabes, estando el central más elevado, se encuentra decorado con guirnaldas florales, y cuyo origen se intuye en las portadas de los Cuatro Libros de Arquitectura de Andrea Palladio o los tratados de Serlio. Además, sirven como elemento arquitectónico de conexión con el ático, que sigue la tipología renacentista de arco de triunfo, cuyo intradós se proyecta hacia dentro, albergando en su interior talla ornamental y rematándose por el anagrama de María. De este modo, en todo el eje vertical del retablo quedan notablemente acentuados los elementos que definen la naturaleza mariana y sacramental de nuestra hermandad: en la parte superior, María, y en la inferior, la Eucaristía, a través del sagrario.

N.H.D. José Carlos Climent Rodríguez (Diseñador y Prioste 1º)

N.H.D. Francisco Javier Espejo Ramírez (Asesor artístico y Mayordomo)